Imaginen, por un momento, que pasan un día en las carreras. Están en el hipódromo, donde sólo están los mejores caballos del mundo. Imaginen que, ustedes, acaban de llegar al hipódromo por primera vez y cogen una guía al lado de las casas de apuestas para no arriesgar su dinero. En dicha guía, el campeón de las últimas décadas, "Il Cavallino" ha sido el dominador de todas las carreras. El siempre favorito, el caballo que todo "jockey" quiere montar. Imaginen que, ustedes, leyendo y escuchando lo que todos dicen, deciden apostar su dinero por él. Invertir en él. Y, al final de una, de otra, y de otra carrera, van viendo como la guía se equivocaba: "Il Cavallino" no es el caballo ganador de la apuesta segura que les vendieron. ¿Y ahora qué? Ustedes perdieron su dinero, "Il Commendatore", su dueño, perdió algo más que su dinero. 

"Il Cavallino" está herido. No importa el jockey, han pasado siempre los mejores por él y ha seguido estando enfermo. No importan los veterinarios que lo traten ni el herrero que lo hierre o yerre al intentar arreglarlo, seguirá estando enfermo, porque así es él. Imprevisible.

A "Il Cavallino" le aqueja un mal endémico, un mal que está en su ADN pura sangre, su mal histórico, que nunca afecta a la que es su seña de identidad, su sello, su marca, y que lo alimenta en cada carrera: Su grande y pesado corazón. "Il Cavallino" es un pura sangre, es la pasión, es el esfuerzo, titánico y casi siempre heroico, en cada carrera, en cada galopada.

Y así es cómo muchos nuevos aficionados a la F1 ven ahora a Ferrari, como un caballo enfermo de pasión y pocas soluciones que permitan ganar y dominar como así nos quieren vender las guías para apostar, de las que metafora el símil hípico del principio.

Ferrari en Fórmula 1 no es sinónimo de éxito. Sería injusto decir que jamás lo fue, porque lo ha sido, pero no ha sido el que más ha triunfado ni el que más ha dominado; simplemente sería correcto decir que no es su tónica dominante. En los 65 años de competición, Ferrari sólo ha logrado ganar con sus pilotos 15 títulos, de nueve "jinetes" diferentes. En 57 años de mundial de constructores, ha sido campeón en 16 ocasiones.

Como se puede ver, el éxito ronda como mucho el 30%. El caballo llega a meta antes que nadie en algo más o menos que 3 carreras de cada 10, siguiendo el símil hípico. ¿Por qué nos asombra que así sea ahora si siempre ha sido así?

La pasión de la que hago referencia anteriormente es la seña de identidad que mueve esta máquina casi siempre roja, el fervor y religión que deja tras de sí es lo que hace que este caballo, sean como sean las condiciones, pelee siempre, enfermo de toda la pasión que los tifosi (entre los que me incluyo) le ponemos cada vez que sale de las casetas, loco a enfilar la primera de las curvas. Es esa pasión la que hace que en 57 años se hayan cosechado sólo 16 títulos, pero también 15 subcampeonatos. Ser Ferrari es lucha, pasión, y muchas veces, muchas, muchas veces, sufrimiento.

Es verdad, Ferrari está herida, está en una crisis que si bien no es la peor, empieza a ser importante. Sólo en dos ocasiones antes Ferrari no tenía una racha superior a 5 años sin un jinete campeón: De 1964 a 1975 (11 años) desde Surtees a Lauda, y de 1979 a 2000 (21 años) desde Scheckter al káiser Schumacher. Y ya son 6 años, Ferrari atraviesa la tercera peor racha de su larga historia en este aspecto. Si nos fijamos en el mejor caballo, son también 5 los años en los que Il Cavallino no se corona como el mejor de los mejores. También es la tercera vez que la Scuderia se pasa un lustro en blanco, ya sucedió de 1964 a 1975 y de 1983 a 1999, 10 y 15 temporadas, respectivamente.

La conclusión es clara: Ferrari está herida, está enferma como otras veces. Comienza a ser una larga y seria enfermedad. Pero pese a ello Ferrari nunca dejará de luchar, porque si hay algo en lo que siempre gana es en su corazón, en su pasión, y en todos los corazones tifosi que apoyan. Los verdaderos tifosi que animan aun cuando el objetivo es simplemente finalizar.

Y volveremos, porque así somos, capaces de lo peor pero también de lo mejor. Nunca sabemos cuando, pero no importa, porque aquí estaremos apoyando la lucha de este rosso sentimiento por muy mal que lo veamos y sepamos que esté. Porque "Ferrari es Ferrari" significa nunca rendirse.

Noisegun

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